Salud mental y adolescencia: entrevista a Roger Ballescà
Para muchos, la salud mental de nuestros hijos está en peligro. La influencia de las nuevas tecnologías unida a la presión social, adicción al alcohol y otras sustancias han puesto a los más jóvenes en el punto de mira. Los datos no son esperanzadores. Según el último Barómetro Juventud, Salud y Bienestar 2023, casi el 60% de los jóvenes españoles admite tener problemas de salud mental. Según la OMS, uno de cada siete adolescentes de entre 10 y 19 años, sufre algún trastorno mental. Antes de los 18 años aparecen el 75% de los problemas de salud mental, la mayoría no detectados o tratados debidamente por parte de profesionales.
Hablamos con Roger Ballescà
Para hablar de salud mental en la adolescencia, hay pocas voces tan autorizadas como la de Roger Ballescà, coordinador del Área de Salud Mental Infantil y Juvenil del Hospital Sagrat Cor de Martorell. Hemos querido repasar con él la situación actual de los más jóvenes, quienes viven un contexto social complicado.
En los últimos años se han visto incrementadas las consultas relacionadas con la salud mental de los adolescentes. Problemas emocionales y conductuales, ansiedad, depresión y pensamientos de suicidio son algunos de los síntomas más comunes. Ballescà confirma que “hay mucha ansiedad, alteraciones de conducta, problemas relacionados con el cuerpo (autolesiones) y trastornos alimentarios. También acuden por problemas afectivos y depresivos”.
Detección sin asistencia
Pese a la constatación de la fragilidad mental de nuestros adolescentes, muchos de ellos pagan las consecuencias de la falta de medios que sufre la sanidad pública. Roger Ballescà lo confirma y lamenta: “Los tratamientos psicológicos cada vez tienen una mayor efectividad, pero a menudo el problema es la falta de recursos y de tiempo. Sobre todo, cuando hablamos de salud pública. Estamos en un país donde, todavía, hay una brecha en el acceso a salud pública mental entre los que se pueden permitir acceder a recursos de salud mental mejores y los que no pueden permitírselo.”
La saturación de la atención psicológica pública en España puede atribuirse a varios factores como, por ejemplo, la demanda creciente de los últimos años debido a una mayor aceptación de los problemas de salud mental. Paralelamente, ha habido un recorte presupuestario con la consiguiente reducción de personal aumentado una ya de por sí larga lista de espera. Muchos servicios de salud mental en España están integrados en la atención primaria, lo que puede llevar a una sobrecarga de trabajo para los médicos de familia y una menor disponibilidad de atención especializada.
¿Se ha puesto de moda hablar de salud mental?
¿Existe una 'Generación de cristal'?
Se ha bautizado como ‘generación de cristal’ a los nacidos entre finales de la década de los 90 y principios de los 2000. Este término se utiliza de manera coloquial porque estos jóvenes se perciben como más sensibles o susceptibles a las críticas y a la adversidad en comparación con generaciones anteriores. Se dice que esta generación se caracteriza por tener una baja tolerancia a la frustración, tendencia a buscar protección y reconocimiento constante.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que el término ‘generación de cristal’ es controvertido y puede ser considerado despectivo por algunas personas, ya que generaliza y estigmatiza a un grupo de individuos en base a ciertas características percibidas.
Algunos críticos argumentan que las personas jóvenes de esta generación enfrentan desafíos únicos, como el aumento de la presión académica, la incertidumbre económica y la omnipresencia de las redes sociales, lo que puede influir en su bienestar emocional y mental. Ballescà es uno de los que rechaza ese calificativo y nos invita a hacer autocrítica:
“Decir que la generación actual es de cristal es absolutamente injusto porque si hay alguien que ha percibido que los adolescentes son de cristal somos sus adultos referentes. Más bien somos nosotros los que los tratamos como si no supieran hacer nada o no pudieran enfrentarse a las frustraciones. Y eso los acaba convirtiendo en personas potencialmente más incapaces de hacer las cosas. Hablamos mucho de la falta de tolerancia a la frustración de los jóvenes cuando, en realidad, los que realmente tenemos muchas dificultades para tolerar las frustraciones de nuestros hijos somos los adultos”.
Roger Ballescà
Comunicación afectiva y efectiva
Según el especialista catalán en salud mental juvenil, a menudo los padres se comunican con sus hijos desde una posición incorrecta “Para que nuestros hijos nos expliquen cosas, tienen que percibir que estamos dispuestos a escuchar. A menudo, cuando los niños se atreven a explicarnos su sufrimiento, tenemos la tendencia de hacer algo para que no sufran en lugar de hacer algo para entender de dónde proviene ese sufrimiento y darles herramientas para que lo resuelvan”.
La vorágine de las redes sociales y la influencia de un entorno digital incontrolable y a menudo agresivo tampoco ayuda a que los jóvenes socialicen de manera sana ni a que logren un equilibrio emocional. Roger Ballescà denuncia la manipulación que está soportando la juventud hoy en día:
“Asistimos a la mercantilización absoluta de la infancia y adolescencia. Los niños y adolescentes que deberían estar en el centro de nuestra atención, solo lo están cuando se trata de venderles alguna cosa. Ha faltado un buen acompañamiento a nuestros hijos en el descubrimiento del mundo digital”.
Roger Ballescà
Para que la juventud conserve una buena salud mental, la sociedad debe promover la conciencia, el acceso a servicios de salud mental, mantener entornos educativos y laborales saludables e integrar la salud mental en políticas públicas.
La adolescencia es un período crítico para la prevención de trastornos mentales. Identificar y abordar tempranamente los problemas de salud mental puede prevenir la aparición de trastornos más graves en la edad adulta.