Estar sano no consiste únicamente en no padecer ninguna dolencia ni enfermedad física, sino que tiene que ver con un estado de equilibrio y armonía global del individuo que a menudo se adquiere por vías no farmacológicas y que está directamente condicionado por el contexto social, cultural y familiar. 

Nuestro enfoque se basa en el modelo biopsicosocial, es decir, que comprendemos al ser humano como un todo, que integra tanto la faceta biológica, como la psicológica y también la social. Todos somos quienes somos en respuesta a estos tres condicionantes elementales y cuando trabajamos con salud no podemos perder de vista ninguno de ellos.

Es ahí donde el arte tiene un papel decisivo. 

La propia Organización Mundial de la Salud ha instado a los Gobiernos a apostar por el arte en los sistemas sanitarios por sus potentes beneficios para la salud. De hecho, en los orígenes de la medicina, el arte formaba parte inseparable de los protocolos y tratamientos médicos, así que no parece tan descabellado recuperarlo hoy y adoptar una visión más holística del ser humano. 

Escuchar música ayuda a regular el nivel de glucosa en sangre y facilita la gestión del estrés, la danza no solo aporta evidentes beneficios físicos, sino que tiene la capacidad de transformar nuestra mente (memoria, orientación, expresión verbal y no verbal, coordinación, etc.) y está demostrado que la pintura o la escultura son un gran apoyo en estados depresivos.

NUS LAB es el punto de encuentro entre todas estas disciplinas artísticas y la realidad sociosanitaria actual.