«Ya es hora de que los sanitarios pongamos el foco en la salud mental»
Alba López de Santamaría es enfermera especializada en enfermería quirúrgica por la UAB y enfermera gestora de la imagen corporal por la UCAM. Comenzó a ejercer en la especialidad de quirúrgica en el área de cirugía plástica y reparadora del Hospital Vall d’Hebrón de Barcelona. Allí despertó su interés por este tipo de atención al paciente oncológico y comenzó a indagar en una especialidad de enfermería que surge de la necesidad actual en la sociedad. De esta forma encontró el Máster en Enfermera Gestora de la Imagen Corporal de NUS Agency, que cursó en su tercera edición.
Esta formación la llevó a introducirse en los cuidados del paciente oncológico y, años más tarde, a liderar una unidad especial en el hospital en el que trabaja actualmente en Valladolid. Esta iniciativa la ha conducido a realizar una ponencia sobre restauración de identidades mediante el cuidado de la imagen corporal en unidades oncológicas. De todo ello hablamos en esta entrevista.
¿Qué te ha llevado a acabar liderando una unidad de cuidado de imagen corporal?
A: En una reconstrucción mamaria tras una mastectomía, la cirujana me preguntó qué se podía hacer con la cicatriz. Si ella no sabía qué hacer con ella, me pregunté a quién podíamos consultar. Esto me llevó a reflexionar sobre el hecho de que la enfermería, cuya labor principal es el cuidado del paciente en todos sus ámbitos, no tuviera nada qué hacer con esto. A raíz de eso me puse a buscar cuidados de la piel, cicatrices, cuidado post quirúrgico, cuidados oncológicos, etc. Sobre los cuidados oncológicos vi un vacío muy grande hasta que di con el máster de NUS. Vi el respaldo del Col·legi Oficial d’Infermeres i d’Infermers de Barcelona, que era un máster acreditado y que tocaba muchos puntos muy interesantes dentro de la enfermería. Me convenció y acabé cursándolo.
A raíz de trabajar en Barcelona, donde estuve siete años, fui introduciéndome en el mundo y aprendiendo diferentes técnicas y tratamientos. Al querer volver a mi tierra, Castilla y León, me puse a investigar qué hospitales han introducido estos cuidados y no encontré nada. Me propuse llevarlo a mi comunidad autónoma y lancé la idea al hospital en el que trabajo actualmente, el Hospital Campo Grande del Grupo Recoletas. Les propuse crear una unidad especializada porque detectaron que no sabían a quién enviar a las pacientes oncológicas que sufren las secuelas de los tratamientos médicos. Así surgió la Unidad de la Mujer. Al crear unas jornadas dedicadas a la salud de la mujer se me encargó realizar la ponencia “Restaurando identidades mediante el cuidado de la imagen corporal en pacientes oncológicas”
¿Te consta que esta idea haya llegado a otros hospitales de tu comunidad?
A: Me consta a raíz de la jornada, antes no. La intención principal de la Directora de la Unidad de la Mujer era contar que, mediante una dirección de enfermería, se puede establecer una unidad que enfoque sus cuidados en el paciente oncológico. Lo que me llega al finalizar la ponencia son felicitaciones por parte de profesionales de ámbito nacional a quienes les parece súper interesante esta propuesta por el hecho de poder hacer un seguimiento de las necesidades de estos pacientes dentro del ámbito médico. Y es que, desde que se diagnostica a estas personas, se las pone en contacto conmigo para acompañarlas de principio a fin. Se crea un vínculo paciente-enfermera muy bonito. Se sienten acompañadas y arropadas.
¿Por qué pusiste el foco en pacientes oncológicos?
A: Porque cuando hablas con ellas, se encuentran desamparadas. Dicen que han ido al dermatólogo a consultar algo que les ha salido y se les ha dicho “Es lo que hay”. Una vez termina la cirugía, la competencia de los cirujanos se acaba y las pacientes sienten que ahí se acaba todo y se les llega a decir “Da gracias que estás viva”. A través de experiencias o vivencias que hemos tenido en el máster, no te puedes creer que todas hayan recibido comentarios similares. “¿Tienes la piel apagada? ¿Te falta un pecho? ¿Qué más quieres?”
"Era necesario hacer un seguimiento de las pacientes oncológicas que sufren secuelas de los tratamientos. Se encuentran desamparadas y todo lo que oyen es un: Es lo que hay"
¿Consideras que hace falta aprender a cuidar de la autoestima de los pacientes y que la atención se centra básicamente en curar la enfermedad?
A: Totalmente. Ya es hora de que desde el perfil sanitario nos enfoquemos en el cuidado de la salud mental, porque es tanto o más importante que la salud física. La salud física es obviamente el foco del tratamiento oncológico, pero no podemos descuidar la atención mental porque es importantísima. A estas pacientes se les impone un diagnóstico y tratamiento, no tienen capacidad de decisión porque es lo que hay. Siempre digo que los cuidados de enfermería te van a arropar para que veas que no todo es blanco o negro, que hay una escala de grises a la que se puede optar con tratamientos no invasivos, no dolorosos, etc. Pero claro, hay que saber que se dispone de un servicio así.
Hablas de restaurar identidades. ¿En cuántos casos los pacientes oncológicos no se reconocen a sí mismos después de atravesar todo el proceso médico?
A: Al final, a mí lo que me sirve de inspiración o lo que me aporta ideas para enfocar estos cuidados son los relatos de las y los pacientes oncológicos. Me dicen que nunca han tenido la piel así, que les pica, les salen manchas, se les descuelga la cara y no saben qué pueden hacer. Sienten impotencia porque piensan que, o se tratan contra el cáncer o mueren. Afortunadamente, la medicina ha avanzado y gracias a estos cuidados y técnicas podemos prever y mejorar esos efectos secundarios que van a aparecer tras un tratamiento que sí o sí deben hacer. Y escuchamos cómo nos dicen sorprendidas que se sienten mejor y que sus familias les dicen que hasta hacen buena cara. No nos entra en la cabeza que podamos tener buena cara si estamos en un tratamiento oncológico y eso tiene que cambiar ya.
"El grado de enfermería tiene que contemplar la acualidad de la enfermera"
¿Hace falta más formación e información sobre las opciones de tratamientos en imagen corporal?
A: Cuando yo presento la unidad en el hospital, se hace una presentación al equipo de oncología. Alucinaban. Sí es verdad que esto ya se conoce en Madrid y un par de doctoras de allí agradecieron que se trajera aquí. Los que no lo conocen, no se pueden creer que se puedan hacer estas cosas. Los oncólogos admiten que las pacientes les preguntan qué hacer con su piel y no saben qué decirles. Cuando salen de hablar conmigo, salen con unas recomendaciones, con una rutina de cuidados, con unas cremas específicas, etc. Y encima son tratamientos totalmente compatibles con su tratamiento oncológico.
Entonces, ¿qué crees que hace más falta para que estos pacientes estén más atendidos: especialización entre los profesionales sanitarios, atención individualizada o recursos?
A: Para mí es formación e información y obviamente recursos. Yo entiendo que los tratamientos oncológicos están en constante evolución y los oncólogos se centran en lo suyo, no pueden estar en todo. Cuando les presentas este proyecto comienzan a ver que hay más opciones y se alegran de poder enviarnos a los pacientes para que les demos una explicación certera con una práctica basada en la evidencia. Así pues, es básica la formación e información. Ahora los oncólogos reciben a pacientes que se sienten bien y que se muestran súper colaboradoras en todo el proceso.
¿Qué balance haces de tu experiencia en este tipo de atención hasta el momento?
A: Llevo encargándome de esta unidad durante un año y medio. Hasta que estableces un circuito, lo mejoras y pones en marcha protocolos, es un proceso de constante aprendizaje. Lo más importante para mí es escucharlas y creo que se les puede ofrecer muchísimo. Por lo menos salen sabiendo a quién consultar sus dudas. Cuando les presento la unidad a los oncólogos y les explico que podemos prever grados de afectación con el peligro de que, si no pasan esos grados, se puede llegar a suspender el tratamiento de quimioterapia, entienden el valor de estos cuidados. Piensa que una herida, por ejemplo, es un punto de infección que puede provocar la suspensión de un tratamiento oncológico.
¿Crees que está creciendo el interés en esta formación entre enfermeras?
A: Creo que, desde la enfermería, en Castilla y León, no somos conscientes de lo que podemos hacer con los pacientes oncológicos. Hay conocimiento de que la enfermería entra en el campo estético, en el cuidado capilar, facial y corporal, pero no de todo lo que puede abarcar con el paciente oncológico. Y ahí hay mucho que hacer.
"No nos entra en la cabeza que podamos tener buena cara estando en tratamiento oncológico y eso debe cambiar ya"
¿Qué encontraste en el máster de NUS Agency?
A: Me pareció muy completo con una base y objetivos fundamentados y justificados. ¿Por qué ye voy a poner una vitamina o por qué te voy a recomendar un tratamiento? ¿Qué tengo que saber yo como profesional para poderte recomendar o proporcionar un cuidado y no otro? Que estuviera avalado por el COIB, acreditado por una universidad y con un profesorado formado y especializado pesa mucho. Además, tiene una lógica pues comienzas por unos conceptos mínimos que te favorecen llegar a un concepto más amplio.
Hemos hablado de una figura relativamente nueva y de nuevas competencias de la enfermera. ¿Hacia dónde está evolucionando la enfermería?
A: Quiero pensar que, afortunadamente, la enfermera dejó de ser la secretaria del médico y se está dando cuenta desde hace unos años de lo que es capaz y a dónde puede llegar con formación, especialización e interés. Somos capaces de hacer muchas cosas muy válidas, de mucha ayuda, para lo cual lo que necesitamos es formarnos. Quiero pensar que estamos queriendo reivindicar la validez de una enfermera formada y especializada en el campo que sea. La enfermera tiene competencias y conocimientos sobrados para aportar unos cuidados de calidad, un diagnóstico, un tratamiento, unos objetivos e intervenciones muy útiles.
