
La importancia del abordaje manual de las estructuras viscerales en fisioestética dermatofuncional

Dr. Ricard Tutusaus
Coodirector del Máster en Fisioestética y Dermatofunional
NUS Agency y Universidad de Nebrija

La fisioterapia dermatofuncional ha evolucionado en los últimos años hacia un enfoque más integrador, donde se reconocen las interacciones entre los distintos sistemas corporales y su influencia directa sobre la salud y apariencia de la piel.
En este contexto, el abordaje manual de las estructuras viscerales emerge como una herramienta terapéutica altamente efectiva, tanto en la recuperación postquirúrgica como en la mejora de la funcionalidad sistémica con implicaciones dermatológicas evidentes.
Prevención y tratamiento de planos adherenciales postquirúrgicos
Uno de los aportes más relevantes del abordaje visceral en fisioestética radica en su capacidad para prevenir y tratar las adherencias que se generan tras intervenciones quirúrgicas. Especialmente aquellas que comprometen la cavidad abdominal o la región pélvica.
Procedimientos como las cesáreas, histerectomías, apendicectomías, cirugías bariátricas o estéticas abdominales (como abdominoplastias y liposucciones) frecuentemente generan respuestas inflamatorias que derivan en fibrosis y restricciones entre planos tisulares.
Estas adherencias no solo comprometen la movilidad fascial y visceral, sino que también alteran la dinámica circulatoria y linfática de la región, con consecuencias negativas sobre la oxigenación, el trofismo y la homeostasis de los tejidos superficiales.
El tratamiento manual dirigido a las vísceras implicadas (como el útero, los ovarios, el intestino delgado, el colon, la vejiga o el hígado) busca restaurar su movilidad fisiológica (gliding) respecto a las estructuras vecinas, reducir tensiones miofasciales reflejas y normalizar los mecanismos viscerosomáticos.
Desde una perspectiva dermatofuncional, estos efectos se traducen en una mejora objetiva de la textura y tonicidad de la piel, reducción de fibrosis superficial y subcutánea, optimización de la vascularización. Tambien se produce una mejora en la respuesta a otros tratamientos complementarios como la radiofrecuencia, la terapia manual linfática o la electroterapia estética.
Importancia del abordaje del Sistema Fascial y Visceral en Cirugía reconstructiva y reparadora
Correlación entre disfunciones viscerales y manifestaciones cutáneas
La piel no puede ser entendida de forma aislada del resto del organismo. Es un órgano altamente sensible a los cambios internos, funcionando como una vía de expresión de disfunciones viscerales crónicas o agudas.
Por ejemplo, alteraciones en el sistema digestivo como disbiosis intestinal, estreñimiento crónico, mala absorción o inflamación gastrointestinal, pueden manifestarse a través de signos cutáneos como dermatitis, acné, hiperpigmentaciones, erupciones o pérdida de luminosidad.
Desde la fisioterapia dermatofuncional, la valoración cutánea puede ser utilizada como herramienta de screening funcional de disfunciones viscerales. La presencia de zonas de piel hipersensible, cambios de textura, hipotonía localizada o modificaciones tróficas en segmentos dermatómeros específicos puede estar relacionada con un disbalance orgánico subyacente.
Esta interrelación está mediada por vías reflejas viscerocutáneas, neurovegetativas y miofasciales, que justifican tanto el diagnóstico como el abordaje terapéutico integral.
Mejora sistémica y su repercusión sobre el estado cutáneo
El tratamiento manual de órganos como el hígado, el estómago, el colon o los pulmones no solo tiene como objetivo restaurar su movilidad fisiológica, sino también mejorar su función global.
El restablecimiento de la motilidad visceral facilita procesos clave como la digestión, el drenaje hepático, la función inmunológica intestinal o la ventilación pulmonar, todos ellos relacionados directamente con la calidad de la piel.
La mejora de estos sistemas tiene efectos directos sobre el metabolismo celular, la oxigenación y la eliminación de toxinas, lo que se traduce en una piel más luminosa, hidratada, libre de congestión linfática y con mayor capacidad regenerativa. A su vez, al disminuir la carga inflamatoria sistémica, se favorece un entorno fisiológico menos propenso a la reactividad cutánea, las disfunciones pigmentarias o los procesos crónicos como el acné adulto o la rosácea.
Conclusión
La incorporación de técnicas de abordaje manual de estructuras viscerales en el ámbito de la fisioterapia dermatofuncional representa una ampliación del enfoque terapéutico que va más allá de la intervención sobre el tejido superficial.
Al considerar las interacciones viscerocutáneas, se habilita un tratamiento más profundo, etiológico y eficiente, con impacto tanto en la prevención de secuelas postquirúrgicas (como las adherencias) como en la mejora del estado global de la piel a través de la regulación de los sistemas digestivo, respiratorio y linfático.
Este enfoque integrativo no solo potencia los resultados estéticos, sino que sitúa al fisioterapeuta dermatofuncional como un profesional clave en la promoción de la salud sistémica a través del tejido cutáneo, consolidando su rol dentro de los equipos multidisciplinares de salud estética y funcional.