¿Qué puede enseñarnos la psicología de la música?
¿Cómo la psicología de la música nos ayuda en nuestro día a día a comprender ciertos comportamientos, actitudes y respuestas? ¿Cómo entender sus efectos entre toda la gama de emociones y sentimientos de los que tenemos consciencia? Un tema que, en definitiva y sin duda alguna, mueve pasiones. Hablamos del fenómeno que conocemos como ‘música’ y de cómo nuestro cuerpo y nuestra mente se relacionan con él. ¡Vamos a verlo!
La música nos permite ser quienes realmente somos. Es un elemento tan inmerso en nuestra vida que sería imposible concebirla sin ella. ¿Qué sería de esa anécdota que recuerdas con tanto cariño, sin tu canción favorita sonando de fondo? ¿Qué hay de ese mood nostálgico que te sobreviene algunos días, sin una buena lista de música melancólico-depresiva en Spotify?
Dejando de lado gustos y demás debates que tal vez no vengan a cuento, en algo sí que estamos de acuerdo: el ser humano no puede vivir sin ella. Y es que la música es un aspecto tan ligado a nuestro interior que, a través de ella, uno puede llegar a conocer su yo interior y, lo que es incluso más interesante: el de otros.
Hoy, desde NUS Agency, intentamos acercarte a la música a través de la psicología, para comprender por qué el sonido y la música siempre han estado ligados al ser humano y, por tanto, ligados a las emociones.
La psicología musical ayuda a gestionar el estrés, la ansiedad, la presión y las emociones de nuestro día a día
¿Sabías que los primeros instrumentos musicales vienen de la Prehistoria? Según numerosos estudios que hablan sobre psicología musical, el ser humano ha aprendido a hacer música antes que a hablar. Si echamos la vista atrás, vemos que nuestros más primitivos antepasados empleaban los sonidos y la música como herramienta de supervivencia y de comunicación, empleando este método para comunicarse como respuesta a amenazas y situaciones de peligro.
Darwin, incluso, hablaba de los sonidos musicales como “una de las posibles bases más primigenias para el desarrollo del lenguaje”. ¿Cómo explicamos, si no, el tarareo de una madre para calmar a su bebé, si no lo relacionamos como un fenómeno musical previo al lenguaje?
Si identificamos uno de los propósitos de la música tan claros como la “cohesión social”, tal vez, entonces, no estemos tan lejos al afirmar que música y emociones se correlacionan estrechamente y de discernir que, en realidad, a través de su escucha se puede llegar a alterar nuestro estado emocional.
Según afirma el psicólogo clínico y musicoterapeuta Pepe Olmo, el fenómeno musical “es algo ancestral y universal”. Según Olmo, “la música conecta con lo más básico de nuestro ser. Activa un montón de áreas del cerebro al mismo tiempo: la memoria, el ritmo, las emociones.”
Además de eso, haciendo hincapié en los artistas y creadores musicales, la psicóloga musical Rosana Corbacho asegura que la música en psicología puede ayudar a gestionar “todo lo que conlleva el estrés, la ansiedad, la presión y las emociones que se esconden detrás de la industria musical. Cosas que existen pero de las que casi nadie habla.”
La musicoterapia para canalizar y sobrellevar el dolor psíquico
El cerebro humano ha ido evolucionando y, a través de esa evolución, ha ido identificando e incluyendo los fenómenos sonoros como piezas primordiales a través de las cuales se crean patrones junto a las emociones. Pero, ¿cómo se pueden asociar psicología y música para poder trabajar estas emociones a través de distintas terapias?
La respuesta pasa por entender, primero, que esas emociones son las encargadas de comprender los sonidos, ayudándonos a asimilar la situación y el contexto en los que se encuentra nuestro cuerpo. Piensa en cuántas veces, por ejemplo, has detectado alguna emoción de otra persona a través del tono de su voz. ¿Cómo sabes si esa persona está triste, feliz o enfadada? ¿Cómo sabes, entonces, cuándo y por qué una canción o un sonido te provoca cierto tipo de emociones?
Numerosos estudios neurocientíficos aseguran que la música tiene la capacidad de cambiar estados de ánimo, actuando a través de las estructuras emocionales del cerebro. Y a través de este pretexto es cómo la psicología musical trabaja la “sensorialidad”, para que el receptor pueda llegar a comprender la emoción que está sintiendo y conseguir canalizarla. A través de la historia de la musicoterapia, se constata un hecho común, que es la capacidad de la música para producir efectos en el ser humano a todos los niveles: biológicos, fisiológicos, psicológicos, intelectuales, sociales, espirituales… y es que la gran mayoría de nosotros lo hemos experimentando de una u otra forma en muchas ocasiones, así pues, todos entenderemos que el valor terapéutico de la música reside en ello.
El panorama actual de la psicología musical en nuestra sociedad
“El tratamiento con psicofármacos a menudo tapa un problema de base que podía haberse solucionado con herramientas de psicología o una intervención multidisciplinar para un efecto más permanente y beneficioso para el paciente”, afirma Rosana Corbacho. En lo que se refiere a la psicología musical, además, se le suma que actualmente no hay muchos profesionales especializados ampliamente en este ámbito, ni muchos estudios científicos enfocados a investigar la salud mental desde este prisma.
La “psicología musical” entendida como ciencia es una especialidad que data desde inicios del s. XX y que, aún hoy, es tan amplia que prácticamente no se puede abarcar. Lo que sí que hemos llegado a concluir es que la musicalidad es, realmente, una competencia evolutiva que facilita nuestro desarrollo psicológico y corporal. La música, en definitiva, nos ayuda ampliamente a ordenar nuestros pensamientos y acciones en el tiempo, nuestra interacción social y nuestra empatía y sensibilidad.