La huella estética en la piel
Dr. Jhon Rodríguez
Médico cirujano especializado en anestesiología, reanimación y formación universitaria con más de 10 años de experiencia.
Los tratamientos médico-estéticos han aumentado en los últimos años y cada vez son más las personas que deciden someterse a varios retoques para corregir algunas facciones e imperfecciones de la piel.
De lo que se habla poco, y es algo de lo que hay que ser conscientes, es de que la piel tiene memoria. Todo a lo que la exponemos y cómo la cuidamos va a repercutir en ella. Por tanto, no es extraño que si aplicas ciertos retoques o tratamientos estéticos en tu piel, estos le dejen una cierta huella. Y a esto se le conoce como huella estética.
¿Qué es la huella estética?
La huella estética es el efecto a largo plazo que pueden tener los tratamientos de la medicina estética (especialmente faciales) después de aplicarlos en tu piel. El cómo sea esta huella va a depender de varios factores como: el producto utilizado, la cantidad empleada o la técnica de aplicación.
Tipos de huella estética
Llegados a este punto, no es muy difícil deducir que el resultado de estos tratamientos puede tener como consecuencia una huella estética negativa o positiva.
La huella estética negativa
Este tipo de huella estética es aquella que tiene como consecuencia un resultado desfavorable para el paciente. Es decir, un resultado que no es lo que el paciente esperaba obtener.
Teniendo en cuenta esto, debemos destacar que la huella estética negativa puede producirse por residuo o acumulación de producto, debido a dos razones: los tratamientos no se han aplicado de forma correcta o porque los periodos en los que se han aplicado han sido en un plazo muy corto de tiempo.
Si se ha producido un error en la aplicación del tratamiento, el paciente puede tener secuelas que permanecerán a lo largo de su vida. Por ejemplo, puede ocurrir con productos inyectables de voluminización. Si el organismo del paciente no ha sido capaz de eliminar completamente el producto o la sustancia inyectada se ha aplicado sin respetar los tiempos de degradación o absorción del mismo, el producto permanece y provoca una modificación del rostro a nivel permanente.
En definitiva, la huella estética negativa suele deberse a la falta de rigurosidad en el protocolo del profesional que lleva a cabo el tratamiento, al uso de un producto inadecuado o, puede ser, por los deseos del paciente. Por esta razón, es esencial acudir a profesionales cualificados, especialistas en la materia, que puedan ofrecer referencias y diferentes opciones alternativas a sus pacientes para evitar resultados indeseados.
La huella estética positiva
La huella estética positiva, sin embargo, es aquella en la que se consigue una mejora en las facciones y un resultado estético acorde a lo que el paciente deseaba. Además, este resultado incluso se mantiene con el paso del tiempo.
Hay que tener en cuenta que este tipo de huella estética viene dada por la regeneración de los tejidos del paciente y es fruto de los especiales cuidados e impactos positivos de los productos aplicados en el tratamiento. Por ejemplo, hay productos inyectables de todo tipo: regenerantes, hidratantes y estimulantes, como las vitaminas, el ácido hialurónico no reticulado, los inductores del colágeno o el PRGF (Plasma rico en factores de crecimiento) que tendrán unos efectos positivos, porque estamos cuidando la piel.
De manera que, en un rostro con unos rasgos genéticos peculiares, se pueden alcanzar modificaciones o reconducir el envejecimiento de la piel con tratamientos enfocados a mejorar ciertas proporciones faciales o de calidad de la piel.
En definitiva, la huella estética positiva es producto de una serie de buenas prácticas que van acordes a un criterio adecuado del profesional titulado.
Tratamientos estéticos en pacientes con cáncer de mama
Con la aplicación de tratamientos estéticos adecuados se puede llegar a contribuir en la mejora de la autoimagen de los pacientes.
Consejos para conseguir una huella estética positiva
Para facilitar la obtención de una huella estética lo más positiva posible en tus pacientes, como profesional de medicina estética debes:
- Transmitir confianza y seguridad a tu paciente y mantener una escucha activa constante. Un buen profesional debe escuchar, aconsejar y ayudar al paciente respetando su criterio y la esencia de su rostro. También por otro lado, debes ser empático y sincero en tu diagnóstico y transmitirle toda la información que creas que tu paciente debe saber: qué tratamiento o producto le conviene más, qué cantidad utilizar, cuál es la mejor técnica para aplicarlo, cuánto durará el tratamiento,etc.
- Mostrar a tu paciente los productos que vas a aplicar y asegúrate de que sean de calidad. Cuenta con productos y/o tratamientos que tengan el marcado CE, un certificado de conformidad que indica que el producto es seguro y eficaz para su uso previsto. Esto te va a dar credibilidad y el paciente tendrá más confianza en ti y en el tratamiento que le des.
- Dejar claro a tu paciente que tiene que respetar los tiempos entre tratamientos. Asegúrate de detallarle todas las indicaciones que debe seguir antes, durante y después del tratamiento. Aplica mucho la empatía, transmítele que tenga paciencia, que los resultados definitivos los notará días después y que tiene que darle tiempo a su organismo y a su piel de procesar correctamente el tratamiento.
- Implicar al paciente en el cuidado riguroso de su piel mientras está en casa. Explícale que el tratamiento no acaba en la clínica, que va también ligado a su cuidado personal y que este puede potenciar aún más el efecto positivo de su tratamiento. Por tanto, dale la pautas detalladas del ritual de cuidado diario que debe seguir en su piel, incluyendo una correcta higiene, una buena hidratación, el uso de protección solar especial para su tipo de piel, etc…
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