La música como herramienta para el tratamiento de los trastornos del neurodesarrollo

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Los trastornos del neurodesarrollo son un grupo de condiciones que afectan el desarrollo del sistema nervioso, lo que conduce a disfunciones en diversas áreas del desarrollo y funcionamiento cognitivo, motor, emocional y social. Estos trastornos generalmente se manifiestan en la primera infancia, aunque algunos pueden no ser plenamente evidentes hasta que las demandas del entorno superan las capacidades individuales.

Durante los últimos años, músicos, pedagogos, psicólogos y psiquiatras han empezado a profundizar en lo que muchos ya habían detectado hace tiempo: la música puede tener una influencia significativa en los trastornos del neurodesarrollo, llegando incluso a minimizar los síntomas y facilitando el día a día de las personas que los experimentan.

Efectos de la música en el desarrollo neurológico

 1. Mejora en la comunicación y el lenguaje

  • Autismo: la musicoterapia se ha utilizado con éxito para mejorar las habilidades de comunicación en niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA). Estudios han demostrado que la música puede aumentar la atención conjunta, la interacción social y las habilidades de comunicación verbal y no verbal en estos niños .
  • Trastorno del lenguaje: la exposición a la música también ha mostrado mejorar el desarrollo del lenguaje en niños con trastornos específicos del lenguaje (TEL), ayudando en la percepción auditiva y la producción del habla .

2. Regulación emocional y reducción de la ansiedad

  • Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH): la música puede ayudar a los niños con TDAH a mejorar la concentración y reducir la impulsividad. Se ha observado que ciertas músicas, especialmente las que tienen un ritmo constante, pueden tener efectos calmantes y mejorar la regulación emocional .
  • Trastornos de ansiedad: la música puede tener efectos ansiolíticos, reduciendo los niveles de estrés y ansiedad en niños con diversos trastornos del neurodesarrollo. La musicoterapia puede proporcionar una vía para expresar emociones difíciles de verbalizar, ayudando a los niños a manejar mejor sus emociones.

3. Mejoras en la función ejecutiva y cognitiva

  • Función ejecutiva: la práctica musical ha mostrado mejorar habilidades cognitivas superiores, como la memoria de trabajo, la planificación y la organización, que son áreas frecuentemente afectadas en los trastornos del neurodesarrollo
  • Estimulación cognitiva: la música puede actuar como una forma de estimulación multisensorial que promueve el desarrollo neuronal y la plasticidad cerebral. Esto es especialmente beneficioso en niños con trastornos del desarrollo, ya que puede mejorar su capacidad de aprendizaje y adaptación.

4. Desarrollo motor y coordinación

  • Coordinación motora: la musicoterapia que incluye movimientos rítmicos y danza puede mejorar la coordinación motora gruesa y fina en niños con trastornos del desarrollo, como el Trastorno del Desarrollo de la Coordinación (TDC).
  • Integración sensorial: la música puede facilitar la integración de diferentes estímulos sensoriales, lo cual es crucial para niños con trastornos del procesamiento sensorial, ayudándoles a responder de manera más adecuada a su entorno.

Caso real de trastornos en el neurodesarrollo y el poder de la música: la historia de Marcos

Marcos es un niño de 6 años que vive con sus padres y su hermana mayor. A los 3 años, fue diagnosticado con TEA después de que sus padres notaran que no respondía a su nombre, evitaba el contacto visual y mostraba una marcada preferencia por actividades repetitivas. A pesar de varias intervenciones terapéuticas, Marcos continuaba presentando dificultades en la comunicación y mostraba una fuerte resistencia a los cambios en su rutina.

Llegado el momento, sus padres deciden iniciar un tratamiento de musicoterapia, con dos sesiones de 45 minutos a la semana, una individual y una grupal.

Después de tres meses, Marcos comenzó a usar palabras y frases simples durante las sesiones. Por ejemplo, empezó a pedir sus canciones favoritas y a nombrar los instrumentos que quería tocar. Por otro lado, se observó también un incremento en el contacto visual y en la utilización de gestos para comunicarse.

Del mismo modo, la estructura de las sesiones musicales, que incluía actividades repetitivas pero con variaciones controladas, ayudó a Marcos a reducir la necesidad de realizar sus propios rituales. La música le proporcionó una alternativa estructurada y predecible que satisfacía sus necesidades sensoriales y de rutina.

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Las mejoras en el comportamiento de Marcos gracias a la musicoterapia pueden explicarse a través de varios mecanismos neurológicos que resaltan cómo la música puede influir en el cerebro y el comportamiento de los individuos con Trastorno del Espectro Autista (TEA).

1. Activación de circuitos neuronales y neuroplasticidad

Activación y coordinación de múltiples áreas cerebrales:

  • Corteza auditiva y prefrontal: la música activa la corteza auditiva, responsable del procesamiento de los sonidos, y la corteza prefrontal, que está involucrada en funciones cognitivas superiores como la toma de decisiones y la planificación.
  • Áreas motoras y sensoriales: tocar instrumentos y participar en actividades rítmicas involucra las áreas motoras y sensorimotoras del cerebro, mejorando la coordinación motora y la percepción sensorial.

Neuroplasticidad:

  • Reorganización neuronal: la repetición de actividades musicales puede inducir cambios en la conectividad sináptica, promoviendo la reorganización neuronal y la neuroplasticidad. Esto puede mejorar las capacidades de comunicación y sociales en niños con TEA, al fortalecer las conexiones neuronales en áreas críticas para estas funciones.

2. Regulación de neurotransmisores y reducción de la ansiedad

Dopamina y recompensa:

  • La música puede aumentar la liberación de dopamina en el sistema de recompensa del cerebro, lo que genera sensaciones de placer y motivación. Este efecto puede reducir la ansiedad y mejorar el estado de ánimo, facilitando comportamientos más positivos y cooperativos.

Cortisol y estrés:

  • La música relajante ha demostrado disminuir los niveles de cortisol, una hormona asociada con el estrés. La reducción del cortisol puede ayudar a disminuir la frecuencia e intensidad de las crisis en niños con TEA, promoviendo un estado de calma y relajación.

3. Mejora de la comunicación y la interacción social

Áreas del lenguaje:

  • La música y el lenguaje comparten redes neuronales comunes, incluyendo el área de Broca y el área de Wernicke. Participar en actividades musicales puede mejorar las habilidades lingüísticas al estimular estas áreas del cerebro, lo que facilita la comunicación verbal y no verbal en niños con TEA.

Imitación y empatía:

  • La musicoterapia grupal fomenta la imitación y la sincronización con otros, lo que puede mejorar las habilidades sociales y la empatía. La música proporciona un contexto estructurado y repetitivo en el que los niños pueden practicar y desarrollar estas habilidades de manera más natural y menos amenazante.

4. Integración sensorial y coordinación motora

Procesamiento sensorial:

  • Muchos niños con TEA tienen dificultades con el procesamiento sensorial. La música puede ayudar a integrar diferentes estímulos sensoriales (auditivos, visuales y táctiles), mejorando la capacidad de los niños para procesar y responder adecuadamente a su entorno.

Coordinación motora:

  • Tocar instrumentos y participar en actividades rítmicas puede mejorar la coordinación motora gruesa y fina. Estas actividades involucran la corteza motora y las vías neuronales asociadas, lo que puede llevar a mejoras en la capacidad motora y la coordinación general.

 

Así pues, las mejoras en el comportamiento de Marcos a través de la musicoterapia pueden ser atribuidas a la activación y sincronización de múltiples áreas cerebrales, la regulación de neurotransmisores y hormonas del estrés, la mejora de la comunicación y las habilidades sociales, y la integración sensorial y motora. Estos cambios neurológicos subyacentes explican cómo la música puede ser una herramienta terapéutica poderosa para niños con TEA y otros trastornos del neurodesarrollo, promoviendo mejoras significativas en su calidad de vida y funcionamiento diario.

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