Villancicos y cerebro: 5 efectos que desconocías
La temporada navideña trae consigo una melodía única que llena el aire: los villancicos. Más allá de su encanto festivo, ¿alguna vez te has preguntado cómo estas canciones afectan realmente a nuestro cerebro? En este artículo, exploraremos el fascinante mundo de la ciencia detrás de los villancicos y cómo su impacto va más allá de la mera alegría festiva.
1. Ritmo y Emociones:
Los villancicos a menudo presentan un ritmo alegre y contagioso que puede tener un impacto directo en nuestras emociones. Estudios neurocientíficos han demostrado que la música con un tempo rápido estimula la liberación de dopamina, el neurotransmisor asociado con el placer y la recompensa. Así, los villancicos pueden actuar como un verdadero impulso de felicidad, haciendo que nos sumerjamos en el espíritu navideño de manera casi instantánea.
2. Memoria Musical:
La música tiene un poder único para activar y mejorar la memoria. Los villancicos, con sus letras pegajosas y melodías repetitivas, se quedan arraigados en nuestra mente de manera sorprendente. Investigaciones han demostrado que la música puede ser una herramienta efectiva para mejorar la memoria a largo plazo, lo que significa que aquellas canciones navideñas que tarareamos año tras año podrían estar contribuyendo a la retención de recuerdos asociados con la temporada festiva.
3. Un juego de expectativas
Dice Peter Vust, neurocientífico especializado en música y cerebro:
«Una de las cosas fundamentales que hacen que la música funcione es el modo en que juega con nuestro sentido de la expectativa, a menudo subconsciente. La estructura está determinada por la interacción de acordes mayores y menores. Un acorde muy popular para las canciones navideñas es el re menor 7 bemol 5, que se sitúa justo debajo cuando Mariah Carey canta la palabra «regalos».
Los acordes menores son nostálgicos, incluso lúgubres; por lo que se espera que algo bueno llegue a su fin. Esto constituye un sólido sentimiento navideño. El re menor 7 bemol 5 es un acorde diatónico que casi tiene textura – como una manta caliente que huele a canela y cardamomo.»
4. Conexiones Sociales:
Cantar villancicos en grupo es una tradición arraigada en muchas culturas. Este acto social no solo fortalece los lazos comunitarios, sino que también tiene beneficios para el cerebro. La sincronización de las actividades sociales, como cantar juntos, ha demostrado liberar oxitocina, conocida como la «hormona del amor», fortaleciendo las conexiones emocionales entre las personas. Así, los villancicos no solo son una expresión de alegría sino también una herramienta para fortalecer nuestra conexión con los demás.
5. Aumento del consumo:
Tal como afirma Jordi A. Jauset, codirector del máster en Neuromúsica:
«Desde el punto de vista del neuromarketing, la música, así como las luces, especialmente en la época navideña, son esenciales pues invitan a un mayor consumo. ¿Por qué ocurre? Posiblemente, hay muchos factores y variables pero uno de ellos es que la escucha de melodías navideñas nos aporta recuerdos de nuestra infancia, de nuestros hermanos, padres y abuelos y queremos vivenciarlos de nuevo con nuestra pareja e hijos. Ello, emocionalmente incita a un mayor consumo (regalos, comida) para aportar felicidad a nuestra familia.
La música, con las clásicas melodías navideñas, influye en nuestro sistema límbico o emocional y nuestra conducta (como consumidores) queda en parte “secuestrada” por la vía emocional, que no necesita de la racional en esos instantes compulsivos.
¿Hemos pensado qué ocurriría si durante las fiestas navideñas, en los comercios no hubiera música ni luces adicionales? ¿Afectaría al consumo? Seguramente, sí. Dichos estímulos son muy potentes para inducirnos a consumir más de lo estrictamente necesario por los recuerdos que nos evocan dichas melodías.»