Carlota Pagès: “Referirse a la música como dopaje mental es muy exagerado”

Carlota Pagès-Portabella

Carlota Pagès-Portabella es neurocientífica, músico de jazz y licenciada en Biología. Hizo el grado profesional de música moderna en el Conservatorio del Liceo y está doctorada en Neurociencia cognitiva musical. Actualmente forma parte del equipo docente del Máster de Neuromúsica en NUS Agency. Entre muchos temas curiosos que se tratan en sus clases, ha aparecido en alguna ocasión la relación entre la música y el deporte.

El libro ‘Inside Sport Phsycology’ afirma que escuchar la música apropiada mientras se realiza una actividad deportiva puede llegar a aumentar el rendimiento hasta un 15% y reducir la percepción del esfuerzo en un 10%. Se dice que sería el mismo efecto que conseguiría un deportista consumiendo sustancias ilegales.  En general, las federaciones de atletismo prohíben que los corredores usen reproductores musicales durante las competiciones.

Hay numerosos artículos refiriéndose a la música con el término de “dopaje mental” ¿Estás de acuerdo con esa calificación?

C: Referirse a la música como dopaje mental es muy exagerado. La música sí que tiene un efecto psicológico y fisiológico. Afecta tanto al ritmo cardíaco como a la percepción de la fatiga. En mi opinión, no se puede considerar dopaje. La afirmación de que puede causar el mismo efecto que una sustancia ilegal es una analogía para poner atención en el impacto que la música puede tener. Calificarlo de dopaje es atrevido. Tampoco hay consenso alrededor de esta afirmación y de estas prohibiciones.

Leemos en diversos artículos que la música activa el sistema nervioso, mejorando así la resistencia muscular. Además, la sincronización con el ritmo nos ayuda a correr más rápido. ¿Hay más?

C: Hay muchos efectos que están muy bien estudiados. Sobre todo, se han realizado estudios alrededor de la práctica de deporte de manera individual y se ha medido el aumento en el rendimiento. Por ejemplo, la frecuencia cardíaca, la tensión arterial, la cantidad de lactato en sangre, la noradrenalina, que es el neurotransmisor relacionado con la activación del sistema nervioso simpático, etc.  Todas estas variables fisiológicas se ven alteradas con la música.

“Muchas variables fisiológicas se ven alteradas con la música”

Háblanos más de los efectos resultantes

C: Hay muchos matices. Uno de los efectos principales es la reducción de la percepción de la fatiga. A ver, los dividiríamos entre efectos psicológicos y efectos fisiológicos. Si se quiere incrementar el rendimiento deportivo, se buscará, a través del tempo musical, que suba la frecuencia cardíaca y la tensión arterial. También se verá en el pico de potencia y lo que tarda en aparecer la fatiga. Por otro lado, la sincronización con el tempo de la música da una pista a nuestros músculos para sincronizarse. Para ello podríamos utilizar una pulsación constante y simple, pero no habría la parte emocional de la música. Por otro lado, también puede ayudar a la autoconsciencia del propio cuerpo. A través de la sincronización, tomamos consciencia de qué se está moviendo en nuestro cuerpo y, en consecuencia, prestamos atención. En resumen, la música desvía la atención de la fatiga, activa el sistema nervioso simpático cuando buscamos una activación y mejora del rendimiento, o el parasimpático cuando buscamos un efecto relajante. Todo esto se puede regular con el tempo y la función en la sincronización.

¿Cómo se transforma la sensación de fatiga?

C: Durante el esfuerzo físico, la fatiga afectará menos a la persona que esté escuchando música, pero el nivel de fatiga posterior al esfuerzo será más alto. Hay estudios que apuntan a esta teoría. Sería muy interesante escoger muy bien cuándo se escucha música y qué tipo de música para que no haya el efecto rebote por realizar un ejercicio motivado por la música para sentir una fatiga muy intensa al parar. Si se escucha música en la fase de recuperación, esta puede distraernos de la fatiga y nuestra percepción del cansancio será más llevadero. Escuchar música en cada fase de un ejercicio físico provoca diferentes efectos.

¿Por qué amamos la música?

Una Charla con el Dr. Jesús Martín- Fernández, neurocirujano y director de orquesta.

Desde luego, la función más importante de la música es la motivadora, ¿no es así?

C: Durante un esfuerzo físico, si estamos corriendo y nos resulta más fácil sincronizar nuestros pasos con el tempo de la música, es posible que la tarea en sí misma sea más fácil. Y hay el añadido de transformar la percepción del cansancio en algo positivo y encontrar recompensa en el hecho de estar haciendo un esfuerzo y seguir motivándose a uno mismo. Pero es más fácil medir los efectos fisiológicos que los psicológicos.

"Durante el esfuerzo físico, a la persona que esté escuchando música, la fatiga le afectará menos, pero el nivel de fatiga posterior será más alto."

¿Hay canciones que universalmente se asocian a sacrificio y triunfo como las famosas ‘Viva la vida’ y ‘Eye of the Tiger”?

C: La canción Viva la Vida en sí misma a lo mejor no tiene nada especial, pero desde el momento en el que se puso por primera vez consiguió que la gente se motivara y eso se repitió. El cerebro es muy plástico y las asociaciones se consiguen por repetición y por vincular una experiencia de éxito con esa canción. La relación éxito y esfuerzo va asociado a escuchar una y otra vez esa canción que sabemos que nos motiva y también el compromiso del grupo porque esa es una capa todavía más compleja. No estamos hablando solamente del esfuerzo del individuo sino del sacrificio por el equipo, del sentido de cohesión que nos lleva a un terreno muy ancestral porque la música, a nivel evolutivo, ha surgido como una herramienta de cohesión social. Tiene todo el sentido que pueda servir una canción como elemento de cohesión para un deporte de equipo. Enseñas al circuito de la recompensa del cerebro que cuando escuches esa canción, tienes ese subidón de adrenalina por repetición. La repetición crea recuerdos asociados a estados emocionales específicos y buenos en este caso.

¿Tararear una canción o cantarla internamente puede producir el mismo efecto que escucharla?

C: Tararear la canción también surge efecto porque al final lo que hace una canción que ya tienes asociada a una motivación es activar un circuito relacionado con la recompensa. Si lo activas desde dentro, es posible que entres en el mismo estado cerebral. Esto me hace pensar en la capacidad de imaginación musical que tengamos cada uno de nosotros. Hay estudios que demuestran que al pensar en una canción, se activan las mismas zonas del cerebro que al escucharla o al pensar en cantar una canción se activan las mismas zonas motoras que al cantarla.

¿Hay estilos universalmente más estimulantes que otros?

C: La música está rellena de capas. Está la capa interna de las características de la música, está la letra, la capa de los gustos musicales de la persona, la capa de la cultura y la capa de las asociaciones extra musicales. No podemos decir que haya un estilo mejor o más adecuado que otro porque depende de las preferencias del deportista, pero es posible que dentro de esas preferencias haya elementos comunes que favorezcan el rendimiento.

"La relación éxito y esfuerzo va asociado a escuchar una y otra vez esa canción que nos motiva y el compromiso del grupo."

¿En qué otras actividades o ejercicios la música ejerce una influencia poderosa?

C: Una es la meditación, durante actividades como el yoga. El estilo de música suele ser muy repetitivo y esa es una característica añadida que juega en el ámbito de distraerte de la fatiga que estás experimentando y te conduce a una conexión muy profunda con tu cuerpo. Por otro lado, está la concentración y el estudio. Dar un hilo musical a una tarea en la que se pueda tener resistencia también puede tener un efecto motivador.

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