Daniela Avilés: «La música tiene un impacto en la autoestima de alumnos con dificultades»

Daniela Avilés música en alumnos especiales

Daniela Avilés es profesora de enseñanza general básica y chelista. Ha trabajado enseñando a tocar el violonchelo a la vez que ha dado nociones generales de música a sus alumnos. Durante los últimos diez años ha trabajado en la Escuela Pública Básica Reverendo Padre Patricio Cariola de la ciudad de Antofagasta en la zona minera del norte de Chile.

Tanto tiempo trabajando con música y personas la llevó a querer averiguar lo que sucede en el cerebro cuando se expone a la música y qué efectos científicamente probados se generan. Por ello se decidió a estudiar el Máster en Neuromúsica en NUS Agency. Hoy hablamos con ella sobre su trabajo final, que ha girado alrededor del poder transformador de la música en estudiantes no lectores de 4º básico.

Tu trabajo de investigación se ha basado en el estudio de un grupo muy concreto de población en una escuela concreta de Chile y con unas dificultades y vulnerabilidades específicas. Explícanos tu elección.

D: Escogí esta escuela porque es donde trabajo desde hace muchos años y tiene unas características especiales. Está ubicada en una zona muy vulnerable de la ciudad y acoge a estudiantes muy particulares.

Te refieres en particular a una prueba que tiene un impacto negativo en los estudiantes de esta edad, debido a dificultades económicas y sociales. ¿Cuál es?

D: Esta prueba se llama SIMCE (Sistema de Medición de la Calidad de la Educación) y se aplica en todo Chile desde hace muchos años. Es parte del modelo instalado de cómo es la educación aquí, basada en cosas como la meritocracia. Es tan importante para las escuelas salir bien de esta prueba que preparan a los estudiantes de cuarto durante todo el año para que estas pruebas les vayan bien. Se eliminan otras asignaturas, solamente les dan lenguaje y matemáticas aplicando ensayos de SIMCE por lo menos una vez por semana. Otras como arte o música no son vistas importantes ya que lo primordial es formar a los alumnos para que rindan en esta evaluación. Hay una constante presión sobre los estudiantes y los profesores por superar esta prueba y obtener un mejor resultado. El problema es que estas pruebas estandarizadas no miden realmente lo que son los estudiantes.

Queda claro en tu trabajo que estos niños necesitan mejorar su autoestima. ¿A qué problemas emocionales se enfrentan? Hablas de frustración, desmotivación, asilamiento, etc.

D: En el momento de tener que enfrentarse a esta evaluación, si no pueden contestarla o les va mal, esto provoca un bajón en la autoestima de los estudiantes porque sienten que no son capaces. Me ocurre que muchos de nuestros estudiantes son migrantes, llegan sin escolarización, deberían saber leer, pero no es así. Tampoco se les puede ayudar así que durante los ensayos los niños se quedan con su prueba delante sin poder realizarla. Ellos creen que nunca van a poder leer y se cierran en esa idea. Por otro lado, se aparta a los niños con dificultades para no bajar el porcentaje global de éxito de la prueba. Eso marca a los estudiantes. Algo que está muy de moda es separar a los estudiantes según su nivel y ellos lo saben.

"Los alumnos que no pueden enfrentarse a la evaluación tienen muy dañada su autoestima. Muchos llevan una carga demasiado pesada"

¿Qué es lo que percibes que sienten estos niños?

D: Por ejemplo, los mismos estudiantes te manifiestan que ellos no pueden, que no son capaces, así que ellos mismos se están poniendo un límite. Otras características que se pueden ver es que no se atreven a dar una opinión porque piensan que ya está el inteligente para hacer eso. Y hay casos más fuertes de estudiantes que cuando les das espacio para expresar cómo se sienten, se desbordan emocionalmente. Ahí te das cuenta de todo lo que cargan.

La combinación de salud y arte es perfecta para nuestro bienestar

Artículo de la Dra. María Montserrat Gimeno

¿De qué tipo son las dificultades de aprendizaje que tienen estos niños?

D: En general, cuando los niños no tienen suficiente estímulo o por ejemplo son hijos de madres que fueron drogadictas durante el embarazo, muchos desarrollan dificultades que no hubieran tenido de haber recibido una buena estimulación o alimentación. La mayoría son diagnosticados con TDAH, diferentes tipos de autismo y algunos con problemas de lenguaje. En este país está la ley de inclusión, por la cual las escuelas deben estar capacitadas para recibir a todos los estudiantes, lo cual no es tan así porque el estudiante al que le cuesta siempre va quedando un poco rezagado. Existen los programas de integración con las especialistas que van trabajando con estos estudiantes, que son los que fríamente quisieran apartar para no rebajar la puntuación de la prueba. Es como una falsa inclusión.

Hablas del uso de la música y la expresión creativa como herramienta para estimular el aprendizaje, mejorar la autopercepción y empoderar en sus capacidades. ¿Por qué puede ayudar en todos estos sentidos?

D: Una de las cosas que a mí me pasan por ejemplo es que a veces llego a la sala y me dicen: “Profesora, ella no habla, él se sale de la sala, se tira al suelo, esto y esto otro”.  Después resulta que la chica que no habla, canta o el chico que se sale de la sala brilla en su instrumento. Entonces, cuando vamos al aula de música, no hay diferencias, todos trabajan libremente de la misma manera. Una vez me tocó un chico con un problema neurológico. Es muy inteligente, pero al momento de hablar, los músculos de su boca no responden y no se entiende lo que dice. No sabe todavía leer y no escribir a sus diez años. Una vez me dijo “Bueno, no sabemos leer ni escribir, pero sabemos leer música” se sentía orgulloso de saber hacer algo bien y ese tipo de cosas son señales. No sé qué efectos va a tener este proyecto específico, pero veo los cambios que van teniendo mis chicos cuando entran en contacto con la música, pues causa un impacto.

¿Hablamos de experiencias musicales basadas en la escucha o también de tocar un instrumento?

D: Yo trabajo con el método de música en colores y con ese hago que los estudiantes relacionen cada nota con un color, lo cual facilita la lectura musical. Y cada ritmo está representado por una figura y así el estudiante ve que hay figuras que duran más y otras que duran menos. Me sirve para que todos trabajen sin dificultad. En mi sala tengo 40 metalófonos y otros instrumentos que son los que  utilizo con ciertos estudiantes más movidos como el bongo o la guitarra.

¿Es necesario adaptarse al ritmo de aprendizaje individual de cada alumno?

D: Claro, porque no es el estudiante el que debe adaptarse a mí. Si una metodología no me funciona, como profesora debo pensar en qué puedo hacer para que lo haga. Uno se mueve entre distintos métodos, buscando la manera. Todos los instrumentos van marcados con sus colores y todo trato de adaptarlo para que ellos puedan entenderlo. También es necesario estudiar qué es lo que ellos tienen según sus dificultades y diagnósticos. Por ejemplo, a un estudiante que recibe instrucciones cortas no le voy a dar un tremendo sermón antes de empezar. Usaré imágenes o adaptaré los tiempos de clase. 

Las aplicaciones de la neuromúsica en la infancia

En tu estudio se presta especial atención a los estudiantes con TDAH.

D: Más que nada, trato de sacar a los niños de esa catalogación. Ellos mismos te dicen: “No puedo hacer esto porque tengo TDAH” Se etiquetan y yo trato de romper un poco eso. Pese a que sé que se van a distraer más fácilmente, la música ayuda mucho a concentrarse y les digo “¿Viste que lograste hacer esto sin distraerte?” Trato de que no se etiqueten, que no se pongan barreras antes de entrar en la clase ni piensen que no pueden. Intento que se consideren seres humanos con distintas capacidades de aprendizaje. Me ocurre que hay estudiantes que no aguantan mucho rato en la sala y para mí es un logro que logren mantenerse más tiempo poco a poco.

"Cuando entramos en el aula de música, no hay diferencias entre mis alumnos. Lucho para que no se etiqueten ni se pongan barreras"

¿Qué mejoras esperas conseguir tras poner en práctica este proyecto?

D: Como te contaba, este proyecto lo aplicaré este año. Lo primero de todo, espero que ese grupo de estudiantes que cree que no van a poder aprender, se vea capaz de ser alguien importante. Mi idea es hacer un musical creado por ellos mismos en base a sus propias vivencias, lo cual puede impactar en otros estudiantes que tengan problemas similares. Quiero que vean que pueden lograr grandes cosas y que se sientan bien. Igual la liberación de dopamina al trabajar con música les va a ayudar a sentirse bien y querer estar ahí.

¿Crees que ese beneficio de la música lo van a trasladar a otras asignaturas o ámbitos de sus vidas?

D: Yo creo que sí, es posible que logren mejorar su aprendizaje al sentir que ellos pueden. Cuando se bloquean mentalmente, anteponen que les va a ir mal y va a ser difícil. Si les muestro que son capaces de hacer cosas, eso les va a ayudar en otras asignaturas y áreas de su vida.

La música es una buena herramienta para liberar emociones. Esto debe ser algo muy necesario cuando hablamos de público infantil, ¿no es así?

D: A través de estas expresiones, pueden soltar lo que llevan dentro, que a veces son tormentas muy fuertes. Esto les hará sentirse mejor y más libres de esas emociones negativas. A veces los niños a través de un personaje te van a poder ir contando vivencias que son mochilas que ellos cargan con cosas que les ocurren en su vida.

¿Recuerdas algún caso particular de algún estudiante que haya vivido una transformación importante gracias a incluir en su rutina experiencias musicales?

D: Tengo un caso de un niño que tomé a los ocho años, cuando el autismo era algo más desconocido. Además de ser autista, tenía problemas de lenguaje para escribir y hablar. Comencé a darle clases de violonchelo y lo alargamos muchos años. Pasado el tiempo, ya se hacía entender, hizo su grupo de amigos y, a día de hoy, sigue tocando. Pienso que la música le ayudó a expresar lo que no podía expresar de otra manera. Es impactante lo que él logró y podemos decir que la música le cambió la vida pues encontró una vía de expresión que lo acompaña hasta hoy. Creo que es uno de los casos más importantes que tengo como profesora de chelo de estudiantes con dificultades.

"A través de las expresiones musicales pueden soltar lo que llevan dentro y sentirse más libres de emociones negativas"

¿En qué punto está el proceso de incorporar la enseñanza musical en los centros educativos de tu país?

D: Aquí, en el currículum, la enseñanza musical es obligatoria 90 minutos una vez por semana, de primero a cuarto. En quinto se reduce a 45 minutos y los alumnos me lo reclaman. Pero no existe un programa que utilice la música para mejorar aprendizajes o para mejorar el bienestar. Por eso creo que este proyecto puede ayudar a mucha gente para que se aplique la música no solamente como asignatura, sino como algo que ayude a los estudiantes para que tengan una mejor salud mental.

¿Hasta qué edad recomiendas mantener la práctica musical durante la etapa estudiantil?

D: Creo que debería estar presente durante todo su proceso de educación. Hay estudiantes de media a los que llamamos permanentes que tienen dificultades de aprendizaje, con su autoestima por los suelos, y a los que quizás este programa les podría ayudar.  Creo que la música debería aplicarse hasta el último año de escolaridad.

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