La combinación de salud y arte es perfecta para nuestro bienestar

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Dra. María Montserrat Gimeno

Profesora Emérita de la Universidad Estatal de Nueva York en New Paltz. Doctorada en Psicología, Licenciada en Musicoterapia y Primary Trainer del Método Bonny de GIM (BMGIM). Imparte la formación del Método Bonny en Madrid con Jim Borling y realiza cursos y sesiones online de Imagenes Guiada y Música como también adaptaciones del Método Bonny. La Dra. Gimeno es conocida internacionalmente por sus investigaciones sobre técnicas de imágenes guiadas con música en el ámbito hospitalario y para personas de riesgo.

Arte y salud

La OMS reconoce el impacto de las artes en la salud

En las últimas décadas, el interés por comprender el impacto de las artes en la salud y el bienestar ha crecido significativamente. Esta tendencia ha sido impulsada por investigaciones emergentes en el ámbito interdisciplinario que vinculan la música, el arte y otras formas de expresión artística con beneficios tangibles para la salud física, emocional y social de las personas.

Hay que destacar que un punto de inflexión clave en esta área fue el informe publicado por la Organización Mundial de la Salud en 2019, titulado What is the evidence on the role of the arts in improving health and well-being A scoping review, donde se analiza de forma exhaustiva cómo las artes pueden contribuir a la promoción de la salud, la prevención de enfermedades y el tratamiento de diversas afecciones (World Health Organization, 2019).

¿Qué señala el informe de la OMS?

Este informe de la OMS señala que las artes —incluyendo la música, la danza, la pintura, el teatro, la literatura y otras prácticas creativas— tienen un papel relevante en todos los niveles del sistema de salud. Desde la promoción del bienestar en comunidades hasta el apoyo terapéutico en contextos clínicos, las intervenciones artísticas pueden facilitar la expresión emocional, reducir el estrés, mejorar la calidad de vida y fomentar la cohesión social (World Health Organization, 2019). Además, se destaca que las artes son herramientas potentes para abordar determinantes sociales de la salud, como el aislamiento, la desigualdad y el estigma, factores que influyen de manera directa en el estado físico y mental de las personas.

Salud y arte, una fórmula perfecta a incorporar en los sistemas sanitarios

En particular, la música ha sido reconocida por su capacidad de modular el estado de ánimo, favorecer la relajación, estimular funciones cognitivas y fortalecer vínculos entre individuos (Bradt & Dileo, 2014; NCCIH, 2020). Por su parte, las artes visuales y la práctica creativa permiten procesar emociones complejas, dar sentido a experiencias difíciles y fomentar la resiliencia (Fancourt & Finn, 2019). Estas prácticas no sólo complementan los enfoques biomédicos tradicionales, sino que abren nuevas posibilidades para el desarrollo de estrategias de salud más humanas, inclusivas y sostenibles.

Por tanto, a medida que los sistemas de salud se enfrentan a desafíos crecientes como el envejecimiento de la población, el aumento de enfermedades crónicas y los problemas de salud mental, incorporar las artes en las políticas públicas y en las prácticas clínicas aparece como una oportunidad innovadora y necesaria.

Música y medicina: avances científicos y descubrimientos en neurociencia

En los últimos años, múltiples investigaciones científicas han demostrado cómo la música activa redes cerebrales complejas, estimula la liberación de dopamina, modula la respuesta del sistema nervioso autónomo y facilita procesos de plasticidad neuronal.

Por ejemplo, en Canadá y otros países del entorno anglosajón, centros como el International Laboratory for Brain, Music and Sound Research (BRAMS), liderado por investigadores como Isabelle Peretz, han desarrollado estudios pioneros sobre el impacto de la música en el cerebro humano.

Con estos estudios, se ha comprobado que la música influye en la percepción del dolor, la memoria, el lenguaje y las emociones (Peretz et al., 2009; Chanda & Levitin, 2013), y que puede ser utilizada como herramienta terapéutica tanto en enfermedades neurológicas como en procesos de rehabilitación post-ictus, Parkinson o demencias.

música y salud

Aplicaciones terapéuticas de la musicoterapia: evidencia y campos de intervención

Una de las referentes actuales en el ámbito de la musicoterapia aplicada a personas mayores con demencia es la Dra. Melissa Mercadal-Brotons, destacada investigadora española que ha realizado múltiples estudios sobre los efectos de la música en la memoria, el lenguaje, la orientación y el bienestar emocional en personas con Alzheimer. Su trabajo ha sido clave para consolidar esta línea de intervención en centros geriátricos y programas de envejecimiento activo, tanto a nivel nacional como internacional.

Uso de la musicoterapia en pacientes hospitalizados

En pacientes hospitalizados, la musicoterapia se utiliza para reducir el estrés, la ansiedad preoperatoria, el dolor postquirúrgico o los efectos secundarios de la quimioterapia (Bradt & Dileo, 2014). En cuidados paliativos, facilita la expresión emocional, el alivio del sufrimiento existencial y la preparación para el proceso de morir con dignidad y serenidad.

Músicoterapia en neurología y en el ámbito educativo

En el campo de la neurología, la musicoterapia tiene aplicaciones fundamentales en la rehabilitación de personas con accidentes cerebrovasculares, daño cerebral adquirido, Parkinson o Alzheimer.

Y por otro lado, en el ámbito educativo, se aplica con niños y jóvenes con trastornos del espectro autista, déficit de atención, discapacidades físicas o sensoriales. Además, la musicoterapia se utiliza en intervenciones comunitarias, prisiones, contextos de violencia de género o trabajo con refugiados (Ahonen & Houde, 2020), actuando como vehículo de expresión, resiliencia y reconstrucción del tejido social. Este abordaje complementa la mirada biomédica con una dimensión emocional, relacional y espiritual del cuidado.

La musicoterapia, por tanto, no es solo una técnica, sino un puente entre arte y ciencia, entre cuerpo y alma, entre el síntoma y la historia personal del paciente.

El Método Bonny de Imaginación Guiada con Música (BMGIM) y su relación con la Neurociencia

El Método Bonny fue desarrollado por Helen Lindquist Bonny en los años 70. Bonny, violinista y doctora en musicología, combinó sus conocimientos musicales con una profunda formación en psicología transpersonal y espiritualidad. Su visión integradora dio origen a un enfoque terapéutico innovador que utiliza la música clásica para inducir estados ampliados de conciencia, permitiendo el acceso a contenidos emocionales y simbólicos del inconsciente (Bonny & Savary, 1973).

Una de las características distintivas del GIM es su capacidad para inducir estados modificados de conciencia. Esto se logra mediante la relajación profunda acompañada de música especialmente seleccionada, lo que permite que el individuo acceda a experiencias simbólicas y emocionales que, en condiciones normales, permanecen fuera del alcance del estado consciente (Abrams, 2002).

Entonces, ¿cuál es la relación del Método Bonny con la neurociencia?

En cuanto a su relación con la neurociencia, diversos estudios han demostrado que la música tiene un potente impacto en el cerebro humano. Durante las sesiones de GIM, se activan redes cerebrales multisensoriales relacionadas con la emoción, la memoria y la percepción. Esto explica la intensidad de las imágenes mentales que pueden experimentarse bajo el efecto de la música (Koelsch, 2014). Además, el uso terapéutico de la música se ha vinculado con la plasticidad cerebral, observándose cambios significativos en circuitos que regulan las emociones y procesan experiencias traumáticas (Thaut & Hoemberg, 2014).

Conclusión

La música ha acompañado a la humanidad desde sus orígenes como lenguaje sagrado, medio de comunicación emocional y herramienta de cohesión social. En la actualidad, la musicoterapia representa la síntesis entre ese legado ancestral y la ciencia contemporánea, posicionándose como una disciplina capaz de transformar la forma en que concebimos la salud y el bienestar.

En tiempos donde el enfoque biomédico necesita ser complementado por miradas más integradoras, la música ofrece una vía hacia una medicina más humana. Incorporarla de forma estructurada en el ámbito clínico, educativo y comunitario no es sólo una opción terapéutica: es una necesidad ética para el cuidado integral del ser humano. Sin embargo, cabe preguntarse: ¿por qué, a pesar de la creciente evidencia científica, la musicoterapia aún no está plenamente reconocida como profesión sanitaria oficial en países como España? ¿Qué barreras culturales, políticas o administrativas impiden su incorporación estructural en los sistemas públicos de salud y educación? Y, sobre todo, ¿qué estrategias podríamos desarrollar para que esta disciplina reciba el reconocimiento que merece?

¿Qué será de la musicoterapia en el futuro?

Para avanzar, es imprescindible seguir promoviendo la investigación, reforzar los programas de formación acreditados, visibilizar el impacto clínico de la musicoterapia en los espacios institucionales y generar marcos legislativos que permitan su integración como profesión sanitaria reconocida. Solo así lograremos que el poder transformador de la música no sea un privilegio ocasional, sino un derecho accesible y universal. Estas reflexiones nos conducen a una visión más clara del papel que puede jugar la musicoterapia en la medicina del futuro.

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Laia Coma: "La música no curará el Alzheimer, pero nos ayudará a entender mejor el cerebro”

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