Imagen corporal y salud: qué es, cómo se crea y cómo nos afecta

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¿Qué es la imagen corporal?

La imagen corporal es una actitud hacia el tamaño, la forma y la apariencia del propio cuerpo que incide de forma significativa en el hecho de cómo nos vemos, interpretamos y valoramos a nosotros mismos como personas.

Esta representación mental de cómo uno se ve a sí mismo puede ser consciente o inconsciente, realista o irreal, implica la interacción de actitudes, emociones, recuerdos, fantasías y experiencias y se construye a partir de auto-observaciones o de las reacciones de los otros.

Así, la percepción de la imagen corporal está relacionada con mensajes contextuales recibidos de la familia, los compañeros, los medios de comunicación y otras influencias sociales, culturales y religiosas teniendo dos componentes importantes: un físico y otro psicosocial.

 

Los 4 elementos clave de la imagen corporal

La imagen corporal es el resultado de la confluencia de cuatro dimensiones que conviven en cualquier ser humano:

  • Dimensión perceptiva: es la que alude a cómo cada uno se ve a sí mismo, es decir, cómo se percibe, lo cual no tiene por qué coincidir con la verdadera imagen, sino con una representación mental que cada uno hace al visualizar su cuerpo. Es, por lo tanto, una dimensión muy engañosa y que tiende a la negativización de la realidad.
  • Dimensión cognitiva: esta dimensión engloba las creencias adquiridas sobre el propio cuerpo. Pensamientos que nos llevan a autoconvencernos de que necesitamos cambiar cierta parte de nuesto cuerpo para sentirnos mejor. Esta es una dimensión peligrosa, ya que nunca queda satisfecha y siempre persigue un nuevo cambio, fomentando en algunos casos las obsesiones.
  • Dimensión afectiva: tiene que ver con cuánto amamos nuestro cuerpo y el grado de satisfacción que tenemos con respecto a él. 
  • Dimensión de comportamiento: básicamente, se trata de la conducta que adoptamos hacia nuestro propio cuerpo y las acciones que realizamos a su favor o en su contra (ejercicio, alimentación, tratamientos, operaciones estéticas, etc.).

Cultura e imagen corporal

Es evidente que los cambios culturales en nuestra sociedad han influido en factores como la autopercepción y la autoaceptación de esta imagen corporal.

En la actualidad, las personas desde su infancia están sometidas a una continua presión por parte de los medios de comunicación, redes sociales, la publicidad o el mundo de la moda, que asocian el éxito personal a determinados aspectos meramente físicos, y reflejan tópicos que ligan la imagen corporal al género.

En este contexto, y teniendo en cuenta que la percepción de uno mismo como persona implica la imagen corporal, se ha podido constatar que tener una imagen corporal negativa es uno de los factores precursores más significativos para tener una autopercepción nociva, estados emocionales negativos y comportamientos no saludables relacionados con el cuerpo.

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La imagen corporal en las distintas etapas vitales

El ser humano evoluciona a lo largo de su vida tanto física como emocionalmente. Los cambios físicos van asociados tanto a la edad como a los hábitos de vida o a la salud mental de cada uno.

Existen, no obstante, momentos críticos en el crecimiento y desarrollo de una persona que van directamente asociados a transformaciones físicas notables (especialmente, en las mujeres). Estos momentos suelen ser:

En general, son períodos donde la apariencia física es muy cambiante y los mensajes culturales y sociales predisponen a un aumento de la insatisfacción corporal.

Imagen corporal y salud

Probablemente, todos tenemos muy claro cuál es la imagen corporal que asociamos a la salud, pero, si profundizamos un poquito en ella, tal vez llegaremos a la conclusión de que es una imagen idealizada y no siempre realista. Hay personas cuya apariencia externa coincide con el prototipo mental que tenemos de alguien saludable y, sin embargo, están sufriendo grandes malestares en su interior pero, sencillamente, han logrado maquillar su imagen externa lo suficiente como para provocar esa sensación en los demás. La imagen corporal es, pues, algo muy subjetivo que deberíamos poder desvincular de cánones sociales o pautas generalizadas.

Otros colectivos en riesgo de rechazo social y aislamiento debido a su imagen corporal pueden ser los ancianos, las personas con discapacidad, personas ostomizadas, transexuales, pacientes oncológicos y, en definitiva, cualquier persona que sufra algún tipo de cambio interno con manifestaciones externas en su cuerpo.

Este tipo de casos se suelen tratar únicamente desde una visión clínica, atendiendo de manera exclusiva las preocupaciones y afectaciones que tienen que ver directamente con la salud física de las personas. Pero no hay que olvidar que todas las personas, sea cual sea nuestra condición de salud, tenemos una necesidad de autoaceptación y de autoestima para poder sostener nuestra identidad con dignidad y la imagen corporal juega un papel crucial en ello. Los profesionales de la salud debemos cambiar el foco a cómo cada persona quiere sentirse y ser. Habitualmente, este tipo de inquietudes suelen ser expuestas en la intimidad de los cuidados asistenciales, como pueden ser los pre-operatorios, los intra-operatorios, los post-operatorios, o bien en consultas de cuidados especializados como el paciente oncológico, el paciente diabético, en hospitales de día o asistencia a gente mayor, entre otros.

Enfermería dermoestética e imagen corporal

El aspecto físico es un rasgo significativo y destacado en el campo de la estética. Al hablar de ella, debemos tener presente la antropología de los sentidos o la historia de los cuidados. Como percepción sensorial, la podemos entender como un acto no sólo físico, sino también cultural, sociológico y mediático.

Para saber ayudar a las personas a alcanzar una salud integral, hace falta mover la balanza hacia un equilibrio entre autoconcepto y autoestima con actividades y procedimientos que mejoren la calidad de vida. Y se consigue a través de la imagen corporal con cuidados éticos.

La atención enfermera se puede realizar desde el interior al exterior de la persona, ayudando a gestionar sus emociones y congruencia de sus percepciones, y así mejorar la aceptación del cuerpo. Otras veces, se puede hacer desde el exterior hacia el interior, interviniendo en el propio cuerpo, mejorando la aceptación, el autoconcepto y la autoimagen. Por lo tanto, las enfermeras se posicionan en este proceso de gestión de la imagen aportando una nueva perspectiva.

La enfermera que da apoyo a la persona en la gestión de su imagen tiene en cuenta todos los factores, tanto internos como externos, que influyen en la autopercepción, la autoaceptación y la autoimagen personal.

Sus intervenciones van más allá dela actuación meramente física, la enfermera acompaña a la persona interviniendo para ayudarla a aceptar su imagen y/o para mejorarla.

A partir de una valoración completa de la persona y de su entorno, se pueden detectar carencias en el autocuidado de su imagen, y cómo ésta puede estar influenciada o influir en aspectos como: las relaciones sociales, la alimentación, el ejercicio, la higiene y el aspecto externo personal.

En definitiva, en los estilos de vida saludables.

Referencias bibliográficas

Documento del Perfil de la enfermera gestora de la imagen corporal elaboración del 2013-2017, y presentado en el COIB, en noviembre 2017

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