¿Qué es la psicoestética?
La psicología es una fuente de recursos inagotable pera cuidar de nuestro bienestar emocional, pudiéndose aplicar de muchas maneras diferentes. La búsqueda de la felicidad es el denominador común en cualquier consulta, sea cual sea el motivo que nos angustia y por el que recurrimos a ayuda profesional.
No es de extrañar, pues, que en una sociedad en la que desde la adolescencia se persigue un ideal estético promovido por los medios y redes sociales, muchas personas requieran herramientas para lograr el balance entre cuerpo y mente. “Mens sana in corpore sano”.
En busca del equilibrio perfecto
En el contexto de la psicología, la psicoestética explora cómo la autoimagen y la percepción de la apariencia personal pueden influir en la autoestima, la confianza y el estado de ánimo de una persona. También considera cómo los estándares de belleza culturalmente definidos pueden afectar la percepción de uno mismo y cómo uno se relaciona con los demás.
Hablamos de un acompañamiento a personas que en determinados momentos de su vida necesitan conectar con su belleza interior para poder reflejar la imagen que desean. Por ello, la psicoestética está dirigida a personas abiertas a escucharse, analizar el concepto tienen de sí mismas y reflexionar sobre qué expectativas tienen y qué quieren proyectar.
La psicoestética considera cómo los tratamientos y procedimientos estéticos pueden tener un impacto en la salud mental y emocional de una persona. Esto puede incluir el efecto positivo que puede tener verse y sentirse bien con uno mismo, así como también la posible presión social o el malestar emocional asociado con la búsqueda de una apariencia física idealizada.
El peligroso aumento de la cosmeticorexia
La imagen, más allá del físico
La psicoestética descubre el poder de nuestra imagen también más allá de nuestro aspecto y de los tratamientos estéticos que podamos realizar. Porque nuestra personalidad se proyecta de muchas maneras. Cómo vestir, calzar o el peinado que llevemos, también dice mucho de nosotros.
Adecuar el cuidado personal conlleva numerosos aspectos y muchas personas se bloquean o dejan llevar por sus inseguridades. Aquí es cuando entran en juego los profesionales de esta disciplina que lleva años en auge. Todo ello sin perder de vista el abordaje de su estado de ánimo, la gestión de estrés y ansiedad y la adopción de patrones de conducta positivos.
Frustración asociada a la imagen
La insatisfacción relacionada con la imagen corporal puede tener graves efectos en la salud mental y física ya que puede causar baja autoestima, derivar en depresión y llevar a la persona a padecer trastornos alimentarios. Por otro lado, existe la distorsión de la imagen que uno tiene de sí mismo. En este caso, el rechazo no viene causado por lo que refleja el espejo sino por cree que no se cumple con el canon de belleza impuesto por la sociedad.
Las personas con trastorno de la imagen corporal pueden experimentar una preocupación constante por la apariencia física y obsesión por áreas específicas del cuerpo percibidas como defectuosas. Todo ello puede tener un impacto significativo en la calidad de vida de estas personas, afectando a sus relaciones interpersonales, rendimiento académico o laboral, y su bienestar emocional en general.
El apoyo de la enfermera gestora de la Imagen Corporal
La enfermera gestora de la imagen corporal ofrece unos cuidados centrados en las personas a partir de sus características y necesidades, tanto si éstas son de orden biológico, psicológico, social o espiritual. La enfermera que da apoyo a la persona en la gestión de su imagen tiene en cuenta todos los factores, internos y externos, que influyen en la autopercepción, autoaceptación y autoimagen. Sus intervenciones van más allá de la actuación meramente física pues la enfermera acompaña a la persona interviniendo para ayudarla a aceptar su imagen y/o para mejorarla.
Así pues, la labor de la enfermera gestora de la imagen corporal es crucial en el bienestar integral del paciente, ya que ayuda a mejorar la autoestima, la confianza y la calidad de vida de aquellos que enfrentan cambios físicos debido a enfermedades, cirugías o tratamientos médicos. Paralelamente al trabajo de psicólogos, la enfermera brinda apoyo emocional y educación sobre cuidados personales, promoviendo la recuperación física y mental.