El poder curativo de las plantas: pócimas, pomadas y ungüentos
“Las brujas escuchan los secretos de la Tierra, trabajan en armonía con los poderes de la luna y entienden los anhelos del alma humana”.
Dacha Avelin
Desde tiempos remotos, ha sido reconocido el poder curativo de las plantas utilizadas en diferentes sociedades y culturas, debido, sobre todo, a que se encuentran en nuestro medio natural y por tanto a nuestro alcance.
En la India, por ejemplo, incluían en su utilización diferentes especias (canela, cúrcuma o azafrán) junto a otras plantas.
En el Tibet hacen la recolección según la configuración astrológica, y se basan en la meditación para el diagnóstico de la enfermedad.
Los chinos consideran las plantas como base de la curación, y utilizaban sobre todo: ginkgo biloba, ginseng, regaliz y cúrcuma.
En el lejano Oriente además les añadían vino o aceite. Las pomadas y ungüentos los aromatizaban con sándalo, aloe vera, almizcle, nardo, alcanfor o jengibre
Las plantas medicinales se podían tomar bebidas o con aplicación exterior, untando una gasa o compresa con las hierbas o directamente en la piel mediante aceites, ungüentos o pomadas.
¿Qué es un ungüento?
La palabra ungüento, significa “untar”, y se trata de una preparación para uso medicinal o curativo. Estas preparaciones están formuladas con una base de grasa o aceite, junto a la planta o mezcla de plantas que aportará las propiedades curativas que buscamos.
La mezcla permite que el remedio adquiera una consistencia adecuada para ser aplicada localmente en la piel, formando una capa de protección.
La diferencia con las cremas es que éstas están formuladas con agua, fundiéndose en la piel junto a sus secreciones y así absorberse.
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¿Para qué se utilizan las pócimas?
Las pócimas eran bebidas a base de plantas o vegetales con fines medicinales. Ya Hipócrates buscaba un tónico medicinal de hierbas: sus preparaciones se conocían en la Edad Media como “vino hipocrático”.
Durante la época Romana y el Antiguo Egipto siguieron la costumbre de macerar diferentes hierbas en vino, llegando más tarde a monjes de conventos y luego a farmacéuticos.
Estos compuestos formados por una alta graduación de alcohol estaban formados a menudo de una mezcla de más de 40 plantas y raíces. Respondía a un gran poder de curación para todo tipo de enfermedades, tanto físicas como mentales.
Las recetas mágicas de las brujas
De todos es sabido que parte del éxito de la brujería estaba en sus pócimas y ungüentos que las brujas utilizaban con fines diversos.
Resultan familiares estos ingredientes: ojos de tritón, dedo de rana, bozo de murciélago, lengua de perro, ala de mochuelo, escamas de dragón o momia de bruja.
Todos estos ingredientes no son más que nombres de plantas psicotrópicas y alucinógenas; se ha sabido actualmente que su “magia” estaba en las propiedades enteógenas de sus ingredientes vegetales.
Estos vegetales pertenecían a la botánica sacra de la época, con los que también se elaboraban pócimas de amor con plantas afrodisíacas.
Otros ingredientes tenían un significado “simbólico”, y eran utilizados como método de sugestión psicológica en las ceremonias junto a las plantas alucinógenas.
