Los cinco modelos de la musicoterapia que han resistido la prueba del tiempo

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La diferenciación de varios modelos de musicoterapia -o metodologías- ha derivado en la especialización de los terapeutas. Se han creado programas de formación para profesionales de la salud que quieran una acreditación específica en una disciplina concreta. En este artículo describimos algunos de los métodos o modelos más reconocidos del sector.

En 1999, cuando se llevó a cabo el IX Congreso Mundial de Musicoterapia en Washington, D.C., se identificaron y analizaron cinco modelos o métodos de musicoterapia en una serie de eventos. Estos han resistido la prueba del tiempo y se utilizan ampliamente en la actualidad:

  1. Modelo analítico
  2. Modelo de Imágenes y Música Guiadas (GIM)
  3. Modelo de Nordoff-Robins
  4. Modelo conductista
  5. Modelo de Benenzon
 

La Musicoterapia Analítica

El modelo de musicoterapia analítico fue formalizado en los años setenta por la música y musicoterapeuta británica Mary Priestley. Fue desarrollado como una extensión del psicoanálisis tradicional, con la idea de que podría ayudar a la terapia verbal tradicional. 

En su libro Musicoterapia en Acción publicado en 1975, Priestly describe la relación paciente-terapeuta en este contexto; es decir, el uso de la improvisación musical para decodificar el trabajo del inconsciente. En la relación se reproducen músicas y sonidos improvisados, inspirados simbólicamente y decodificados analíticamente. El paciente ejecuta en los instrumentos de su elección la improvisación sonora, la composición de canciones, o el trabajo de voz para expresar lo que es difícil hablar. La ansiedad, la ira y la depresión se pueden abordar, y la técnica es muy efectiva con los niños. No se requieren habilidades musicales. 

La guía y el compromiso del terapeuta pueden venir en forma de ayuda para trabajar con la respiración, el movimiento o los ritmos básicos. El objetivo terapéutico es la expresión, el descubrimiento, la descripción, la liberación y la catarsis.

 

El Modelo de Imágenes y Música Guiadas 

El Modelo GIM (según sus siglas en inglés) fue desarrollado por la musicoterapeuta estadounidense Dra. Helen Bonny también en la década de 1970. Se basa en nuestra relación preexistente con la música y en que esta es esencial en la creación del bienestar en nuestras vidas, activando endorfinas y desencadenando asociaciones. 

Las imágenes y la música guiadas ayudan a fomentar y mejorar este proceso al hacer que el paciente cree imágenes visuales o cinestésicas, o imágenes que involucren todos los sentidos. Los terapeutas no influyen en las imágenes en sí; pero brindan aliento y discusión para ayudar al paciente a integrar la experiencia. 

Bonny describió por primera vez su método en coautoría con Louis Savary en su libro de 1973 Music and Your Mind: Listening with a New Consciousness.

Método de Musicoterapia de Nordoff-Robbins

Este método también se conoce como Musicoterapia creativa y fue creado por Paul Nordoff y Clive Robbins a finales de los años cincuenta y sesenta. Se usa principalmente con personas con diversidad funcional o enfermedades crónicas; y se basa en el supuesto de que todas las personas responden a la música independientemente de su salud o discapacidad. 

Los terapeutas trabajan con todos los grupos de edad y una amplia variedad de condiciones como, entre otros, el autismo, las afecciones postraumáticas, las enfermedades cardíacas, la parálisis cerebral o de otro tipo, y la epilepsia. El método también es aplicable para adultos autoreferidos, por ejemplo, ancianos solteros que sufren aislamiento en tiempos de Covid. 

Una sesión típica puede implicar tocar música con el terapeuta, componer música, o incluso una instrucción musical adaptada a las necesidades especiales del alumno. 

El Centro Nordoff-Robbins de Musicoterapia en los EE. UU. y la organización benéfica Nordoff Robbins en el Reino Unido brindan capacitación y servicios de terapeutas para este grupo de pacientes. Reciben el reconocimiento y el apoyo de patrocinadores individuales y gubernamentales, así como de embajadores en el mundo de la música como Annie Lennox de Eurythmics o Bruce Dickinson de Iron Maiden.

 

Musicoterapia Conductista

El modelo de musicoterapia conductista hereda su nombre de la psicoterapia conductual. Como tal, es una forma de psicoterapia que se enfoca en abordar los factores que determinan nuestro comportamiento, incluidas nuestras experiencias y reflexiones sobre ellas. 

El modelo fue descrito por primera vez por el profesor de música y musicoterapia Cliffod K. Madsen en su libro Un Enfoque Conductista en la Musicoterapia, publicado en 1968. 

Este enfoque se usa ampliamente con niños y adolescentes, adultos, pacientes con enfermedades físicas, y clientes no verbales.

Las principales indicaciones de la musicoterapia conductista son los trastornos relacionados con la ansiedad, los trastornos obsesivo-compulsivos, los traumatismos, las adicciones y las deficiencias psicológicas leves, como la ansiedad ante los exámenes. Si bien la técnica se puede utilizar para tratar afecciones agudas, los pacientes deben tener un nivel relativamente alto de funcionamiento cognitivo. Por esta razón, la tasa de autorreferencia es alta en esta disciplina. 

El enfoque musical no es la improvisación, sino escuchar, bailar, escribir canciones, y tocar. Por ejemplo, a través de la composición de canciones con la ayuda del terapeuta, el paciente puede crear nuevas conexiones mentales que lo ayuden a analizar y procesar los sentimientos negativos. 

Las sesiones también se imparten comúnmente en grupos. Se le puede pedir a un grupo de adultos con alcoholismo u otra adicción que analicen conjuntamente la letra de una canción con relevancia para su sufrimiento, ya sea directa o simbólica.

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El Modelo de Musicoterapia de Benenzon 

Fue desarrollado en Argentina a fines de la década de 1960 por el psiquiatra Rodolfo Benenzon, quien publicó su primer libro sobre su método, Manual de Musicoterapia, en 1976. 

Como él también era escultor y músico, su modelo comparativamente complejo se basa en la música, la formación musical, las bellas artes, la filosofía, la psicología, y la literatura. El método es un enfoque psicoterapéutico no verbal, que se esfuerza por explorar a la persona en lugar del paciente

Firmemente arraigado en el psicoanálisis y diseñado como una terapia complementaria al tratamiento convencional, el método de musicoterapia Benenzon tiene como objetivo reforzar el Yo a través de la catarsis. Esto se logra haciendo música para descubrir la Identidad Sonora (ISO) del paciente, que se define como las energías sonoras, acústicas y motoras que son singulares para el individuo. En otras palabras, la identidad sonora se compone de sonidos externos que coinciden con el estado psicológico del paciente. 

Las sesiones pueden ser individuales o grupales. En cualquiera de los casos, siempre se enfocarán en abrir canales de comunicación entre terapeuta y paciente, utilizando diálogos musicales en lugar de verbales.

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