Autoestima e Imagen Corporal en la tercera edad: una asignatura pendiente
La vida pasa por diferentes etapas de cambios vitales y, si bien vamos abrazando cada transformación mientras nos adaptamos de manera más rápida o lenta a la nueva situación, a veces no es fácil asumir física y mentalmente los nuevos ciclos. La adolescencia, por ejemplo, es una de esas fases complicadas con muchos cambios físicos y emocionales y es habitual escuchar hablar de la importancia de reforzar la autoestima de los jóvenes durante esta transición. La vejez, en cambio, es otra etapa compleja que también despierta muchas inseguridades y en la que tienen lugar muchos cambios y, sin embargo, pocas veces nos paramos a pensar en cómo gestionan y viven su autoestima las personas de edad madura.
El concepto que tenemos de nosotros mismos cambia a medida que crecemos, maduramos, asumimos nuevas responsabilidades, nos transformamos físicamente, alcanzamos metas y vamos cerrando capítulos en nuestra vida. La vejez conlleva el fin de muchas etapas (crianza, trabajo en activo, proyectos de vida, etc.) y, al mismo tiempo, nuestro físico cambia, limitando en muchas ocasiones nuestra autonomía e incluso la independencia de nuestro hogar. Todo ello afecta enormemente la autoestima y puede desencadenar una depresión, patología muy común entre ancianos.
De cuidar a ser cuidados
NUS Agency, como referente del cuidado en el ámbito de la Imagen Corporal, ha visitado la Fundació Asil Hospital de la Garriga para conocer de primera mano cómo valoran su autoestima los residentes y qué actividades llevan a cabo para disfrutar de un envejecimiento activo. En este centro hay personas con enfermedades limitantes, falta de movilidad y mayor o menor dependencia para realizar sus quehaceres básicos. Para los cuidadores es tan importante fomentar su autonomía como respetar sus opiniones y deseos. Por ello, es esencial escucharlos y propiciarles una vida activa dentro de las posibilidades. Además, este centro va más allá de proporcionar los cuidados básicos, ya que en cada ingreso se solicita una breve historia de vida del residente para conocer sus orígenes, historia y sueños y así entender su personalidad y brindar el apoyo humano adecuado.
Ester Viaña, psicóloga del asilo de La Garriga, nos habla del golpe emocional que supone para los mayores ingresar en la residencia: “La gente mayor tiene la sabiduría, pero llega la soledad, sensación de abandono, pérdida de capacidades y eso juega un papel importante, dañando la autoestima. A parte de los cambios físicos está el aceptar que envejeces. Te miras al espejo y te enfrentas al paso del tiempo. Está estigmatizado hacerse mayor. La sociedad valora la juventud y belleza y es importante dar valor a ser mayor para compensar lo que vas perdiendo”.
¿Qué afecta a la autoestima en la tercera edad?
La autoestima en la tercera edad es un tema crucial, ya que influye significativamente en la calidad de vida y el bienestar general de las personas mayores. Esta puede verse afectada por diversos factores:
- Salud física: la aparición de enfermedades crónicas, la disminución de la movilidad y la percepción de una salud deteriorada pueden afectar negativamente la autoestima.
- Salud mental: la depresión, la ansiedad y otros trastornos mentales son más comunes en la tercera edad y pueden disminuir la autoestima.
- Pérdidas significativas: la pérdida de seres queridos, la jubilación y la salida del hogar de los hijos pueden provocar sentimientos de soledad y pérdida de propósito, afectando la autoestima.
- Cambios en la imagen corporal: los cambios físicos asociados con el envejecimiento, como arrugas y pérdida de fuerza, pueden afectar la percepción de uno mismo.
- Acompañamiento: tener una red de apoyo sólida, amigos y familiares cercanos puede ayudar a mantener una autoestima saludable.
- Independencia y autonomía: la capacidad de realizar actividades diarias y mantener la independencia es crucial para una autoestima positiva.
Ester Viaña apunta a la importancia de dar valor a la vida de nuestros mayores “Reafirmar lo que han sido, lo que son, que se sientan acompañados, darles el valor para decidir, involucrarlos en su día a día y que se sientan importantes”. Por otro lado, el cambio físico va más allá de lo estético y puede jugar un papel muy importante en la autoestima, también en la tercera edad. De ahí la importancia del autocuidado: “Va mucho con la persona. Aquí tenemos a mujeres con 80 años súper presumidas que se maquillan y van a las peluqueras que tenemos. Las personas mayores también se quieren ver bien y esto las ayuda mucho psicológicamente. Si se ven bien, tienen otra energía. Y ser capaz de tener autocuidado, de querer tener buena presencia, eso dice mucho de tus capacidades y de las ganas de estar bien”
Envejecimiento activo
Uno de los mejores hábitos para mejorar el concepto que tienen de sí mismos y mantener una buena salud mental es la realización regular de actividades. La psicóloga del centro apunta que “es súper importante para la autoestima hacer ejercicio al aire libre y participar en actividades de juegos lúdicos. También tenemos voluntarios que nos ayudan mucho acompañándolos, crean vínculos y hacen que se sientan importantes. Aquí llevamos a cabo actividades como la radio, en la que hablan de sus cosas. Buscamos pequeñas cosas que los hagan sentir bien, que los motive e ilusione. Todo esto ayuda mucho a la autoestima”.
La enfermera especialista en geriatría y parte del equipo de la Fundació Asil Hospital de La Garriga, Isabel Llimargas, apuesta por el envejecimiento activo, pero con matices “Pienso que hay que poner todas las herramientas para mantenerlos activos, pero también hay que respetar que necesitan tiempo de introspección, pensar y plantearles poco a poco las cosas. Hay que respetar al que no tiene ganas de hacer nada y solamente quiere contemplar la vida. Se puede disfrutarla estando bien con uno mismo, relacionándose con los demás, compartiendo, saliendo con la familia y hacer cosas para ellos mismos. Hay que luchar por el envejecimiento activo, pero no hay que olvidar que no todo el mundo está dispuesto”.
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¿Cómo prepararnos para llegar a esta etapa final de la vida de la mejor manera? Llimargas lo tiene claro: “El contacto con gente mayor es una buena preparación porque muchas veces nos vemos reflejados en ellos y aprendes de su actitud afrontando con valentía los problemas de salud que les van condicionando. Por otro lado, si has sido feliz durante toda la vida y te has valorado bien, no tiene por qué cambiar. Hay que luchar por reforzar nuestra personalidad y positivismo frente a la vida. La gente mayor refuerza más su propia personalidad. Las enfermeras tenemos que ayudarles a hacerlo y aceptarlos a todos con sus diferentes actitudes”
En resumen, la autoestima en la tercera edad es un componente esencial del bienestar general y debe ser apoyada a través de diversas estrategias y un enfoque integral que considere tanto los aspectos físicos como emocionales de las personas mayores.